La industria de alimentación y bebidas trabaja a diario conocedores de la gran responsabilidad que supone proporcionar alimentos y bebidas que forman una parte importante de la dieta del consumidor. Sin duda, la seguridad alimentaria es uno de los compromisos fundamentales que requiere la participación activa y una mejora constante de todos los que formamos parte de la industria de alimentación y bebidas y la cadena de valor.
Para poder poner en el mercado estos productos seguros, variados y de calidad, poseemos un marco normativo comprometido con la salud pública y la protección del consumidor, además de más controles que nunca para garantizar la seguridad alimentaria. Esta amplia y detallada legislación alimentaria se aplica en todos los Estados miembros de la Unión Europea y su objetivo es proteger la salud de los ciudadanos, al mismo tiempo que se les proporciona alimentos sanos y de calidad. Estas normas afectan a la actividad alimentaria de cada país de la UE, es decir, a los propios procesos productivos en todas sus fases a su envasado, transporte y conservación, sino también a los intercambios del mercado interior y a las importaciones de terceros países.
Aunque la legislación en sí misma es una herramienta excelente que ha reforzado la seguridad alimentaria y los derechos del consumidor, en el futuro vemos posibilidades de mejorar la forma en que se gestionan los riesgos de seguridad alimentaria en la UE y garantizar la proporcionalidad de las medidas para proteger a los consumidores y, al mismo tiempo, alcanzar los objetivos relacionados con la sostenibilidad.
Prueba de ello, ha sido la situación vivida en los últimos años tras la crisis por la pandemia del Covid-19 o las situaciones más complicadas a raíz del conflicto en Ucrania, donde la cadena se ha visto más tensionada. Por ello, es vital entablar un diálogo estructurado con toda la cadena alimentaria, la Comisión Europea y las Administraciones Públicas de los Estados miembros, nacionales, autonómicas y locales, para debatir, colaborar y abordar los asuntos actuales y futuros relacionados con la seguridad alimentaria. Esta visión de todos los agentes implicados, ejemplo de colaboración público-privada, aportará múltiples beneficios a nuestro objetivo común: proporcionar a los consumidores alimentos seguros, garantizar un entorno empresarial predecible y dotar de seguridad jurídica para todos los operadores alimentarios.
Es necesario, por tanto, encontrar el equilibrio entre estos objetivos de seguridad y sostenibilidad de una manera razonable, ya que lograr todos ellos en la mayor medida posible puede no ser factible, e incluso obtener un efecto contrario y encontrarnos con situaciones donde se da lugar a un mayor desperdicio de alimentos o no se aumenta la protección del consumidor.
Además, desde el sector priorizamos la seguridad alimentaria absolutamente en cada una de las acciones que llevamos a cabo en nuestro día a día para mejorar la salud y el bienestar de los consumidores, innovando con nuevos productos y, de esta forma, lograr que a la mesa de cada hogar lleguen alimentos seguros, asequibles y sostenibles.
Hoy 16 de octubre, celebramos un día muy importante para esta industria, el Día Mundial de la Alimentación. Y lo hacemos reivindicando el gran avance para la humanidad que ha supuesto la garantía de la seguridad alimentaria. En España, considerado uno de los países más avanzado en este aspecto, debemos sentirnos orgullosos de la oferta que proporcionamos fuera y dentro de nuestras fronteras, una de las más preciadas en el mundo, en parte por el compromiso que la industria española de alimentación y bebidas ha adquirido sobre la seguridad y calidad como sello de excelencia.
¡Feliz día de la Alimentación!
Vanesa Magdalena, Responsable de Política Alimentaria