Estos días en que la situación sanitaria nos obliga a permanecer en casa, es un buen momento para repasar cuestiones básicas relacionadas con el consumo de alimentos y su etiquetado. Una de las dudas que surge a menudo es la diferencia entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente. Y cuando compramos cualquier alimento envasado lo primero en lo que debemos fijarnos es precisamente en esa información, así como en la forma de conservar el producto.
La fecha de caducidad es fundamental para saber si el alimento está en buen estado en el momento en que lo vamos a consumir. Es la indicación que figura en el caso de los productos perecederos a corto plazo (por ejemplo, un filete de carne o un pescado crudo), que, si se estropean, pueden representar un riesgo para nuestra salud.
La fecha de consumo preferente se aplica a productos bastante más duraderos y que son estables (por ejemplo, conservas, pan de molde, pasta, chocolate, etc.). Es la fecha hasta la que el alimento conserva sus propiedades específicas cuando se almacena correctamente. Una vez pasada esta fecha pueden haber perdido parte de sus propiedades, como presentar un sabor algo rancio, tener menos aroma o que éste sea extraño, cambios en su textura o color, pero no hay riesgo para nuestra salud.
¿Puedo consumir un producto más allá de la fecha de caducidad/consumo preferente?
Si en las etiquetas de los alimentos pone: “Fecha de caducidad: día/mes/año” significa que el alimento solo puede comerse hasta el día indicado.
Sin embargo, si en la etiqueta pone: “consumir preferentemente antes del: día/mes/año”, indica que ese producto mantendrá la calidad esperada hasta la fecha señalada. Que la fecha de consumo preferente de un producto ya haya pasado no quiere decir que no sea seguro.
En cuanto a la forma de conservación, nos informa del tiempo y de cómo debe permanecer el alimento una vez abierto su envase. Algunos requieren ser refrigerados (como las conservas) y en la etiqueta indicará, por ejemplo: “una vez abierto conservar refrigerado y consumir en 5 días” y otros pueden ser simplemente introducidos en botes o tarros que ayuden a conservarlos mejor (por ejemplo, lentejas, garbanzos, arroz, pasta, etc.).
Finalmente y para evitar el desperdicio, si no tenéis previsto consumir de inmediato un alimento cuya fecha de caducidad se aproxime, congelarlo cuando lleguéis a casa o bien coger otro que caduque más tarde. También tenéis la opción de comprarlo el día que vayáis a consumirlo.
Enrico Frabetti
Director de Política Alimentaria, Nutrición y Salud de FIAB
Vanesa Magdalena
Técnico de Política Alimentaria de FIAB